Libertad Religiosa Unión Argentina

Declaraciones sobre temas polémicos: SEXUALIDAD

Declaraciones sobre temas polémicos: SEXUALIDAD


  • Compartir:

Orientaciones

Muchas sociedades contemporáneas han enfrentado el conflicto de la moralidad del aborto1.;Dicho conflicto también ha afectado a muchos dentro del cristianismo, que quieren aceptar la responsabilidad de la protección de la vida humana prenatal a la vez que preservar la libertad personal de la mujer. La necesidad de orientaciones pasó a ser evidente en el intento de la iglesia de seguir las Escrituras para proveer orientación moral a la vez que respetar la individualidad de consciencia. Los adventistas desean relacionarse con la cuestión del aborto de una manera que revele su fe en Dios como el Creador y Sustentador de toda vida, y que también refleje su responsabilidad y libertad cristianas. Aún cuando entre los adventistas existen francas diferencias en cuanto al aborto, las siguientes orientaciones representan un intento de proveer orientaciones en una cantidad de principios y temas. Las orientaciones están basadas en amplios principios (transcriptos al final del documento) para ser estudiados2

1) La vida humana prenatal es un magnífico don de Dios. El ideal de Dios para los seres humanos establece la santidad de la vida humana, a imagen de Dios, y exige respeto por la vida prenatal. No obstante, las decisiones acerca de la vida deben ser tomadas en el contexto de un mundo caído.; El aborto nunca es un acto de pequeñas consecuencias morales. De esta manera la vida prenatal no debe ser destruida irreflexivamente. El aborto debería ser practicado únicamente por razones muy serias.

2) El aborto es uno de los trágicos dilemas de la condición degradada del hombre. La iglesia debería ofrecer un respaldo amable para quienes enfrentan personalmente la decisión del aborto. Las actitudes de condena son impropias en los que han aceptado el evangelio. Como cristianos tenemos el cometido de transformarnos en una comunidad de fe afectuosa, solícita para ayudar a quienes están en crisis al considerar alternativas.

3) En forma práctica y de manera tangible la iglesia como una comunidad sustentadora deberá expresar su compromiso hacia el valor de la vida humana. Estas maneras deberán incluir:

  1. a) fortalecer las relaciones familiares,
  2. b) educar a ambos sexos en relación con los principios cristianos de la sexualidad humana,
  3. c) enfatizar la responsabilidad del hombre y la mujer en relación con la planificación familiar,
  4. d) señalar a ambos que deben ser responsables en relación con las consecuencias del comportamientos que son inconsistentes con los principios cristianos,
  5. e) crear una atmósfera segura para el desarrollo de discusiones acerca de asuntos morales asociados con el aborto,
  6. f) ofrecer ayuda y asistencia a las mujeres que deciden completar embarazos con problemas, y
  7. g) animar y apoyar al padre a participar responsablemente en la tarea de cuidar a sus hijos.

La iglesia también deberá proponerse la misión de mitigar los desafortunados factores sociales, económicos y psicológicos que puedan llevar haciael aborto, y prestar atención redentora a quienes sufren las consecuencias de decisiones individuales en esta cuestión.

4) La iglesia no debe servir como conciencia para los individuos; de cualquier modo, debería proveer orientación moral. El aborto por razones de control de la natalidad, selección de sexo o por conveniencias no es tolerado por la iglesia. Sin embargo, a veces las mujeres pueden enfrentar alguna circunstancia excepcional que presenta serios dilemas morales o médicos tales como una amenaza significativa para la vida de la mujer embarazada, serios peligros para su salud, severos defectos congénitos cuidadosamente diagnosticados en el feto, y embarazos resultantes de una violación o incesto. La decisión final en cuanto a la interrupción del embarazo o no, debería ser hecha por la mujer embarazada luego de adecuada consulta. Para tomar su decisión, ella deberá ser ayudada con informaciones precisas, principios bíblicos y la orientación del Espíritu Santo. Por otra parte, estas decisiones son mejor tomadas dentro del contexto de una relación familiar saludable.

5) Los cristianos reconocen que su primera y principal responsabilidad es para con Dios. Procuran un equilibrio entre el ejercicio de la libertad individual y la responsabilidad hacia la comunidad de fe y la sociedad en general y sus leyes. Realizan sus elecciones conforme a las Escrituras y las leyes de Dios y no en base a normas de la sociedad. Por consiguiente, cualquier intento de obligar a una mujer a permanecer embarazada o interrumpir su embarazo deberá ser rechazado como trasgresión de la libertad personal.

6) Las instituciones de la iglesia deben ser provistas de orientación para desarrollar sus propios reglamentos institucionales, en armonía con estas orientaciones. Las personas que tengan objeciones religiosas o éticas hacia el aborto no deberían ser obligadas a participar en la realización del mismo.

7) Los miembros de iglesia deberían ser animados a participar en el desarrollo de las discusiones acerca de sus responsabilidades morales con relación al aborto a la luz de las enseñanzas de las Escrituras.

Introducción

“Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). En Cristo está la promesa de vida eterna; pero siendo que la vida humana es mortal, los seres humanos están confrontados al difícil tema de la vida y la muerte. Los siguientes principios se refieren a la persona total (cuerpo, alma y espíritu), un todo indivisible (Gén. 2:7; 1 Tes. 5:23).

La vida: nuestro valioso don de Dios

  1. Dios es la Fuente, el Dador y Sustentador de toda vida (Hech. 17:25, 28; Job 33:4; Gén. 1:30; 2:7; Sal. 36:9; Juan 1:3, 4). 2. La vida humana tiene un valor único, puesto que los seres humanos, aún cuando caídos, son creados a la imagen de Dios (Gén. 1:27; Rom. 3:23; 1 Juan 2:2; 3:2; Juan 1:29; 1 Ped. 1:18, 19).3. Dios da valor a la vida humana no sobre la base de los logros o las contribuciones humanas, sino porque somos creación de Dios y el objeto de su amor redentor (Rom. 5:6, 8; Efe. 2:2-6; 1 Tim. 1:15; Tito 3:4, 5; Mat. 5:43-48; Efe. 2:4-9; Juan 1:3; 10:10).

La vida: nuestra respuesta al don de Dios

  1. Estimable como es, la vida humana no es la sola y única preocupación. El autosacrificio en devoción a Dios y sus principios pueden ocupar un lugar de prioridad sobre la vida misma (Apoc. 12:11; 1 Cor. 13). 5. Dios reivindica la protección de la vida humana y considera a la humanidad responsable por su destrucción (Éxo. 20:13; Apoc. 21:8; Éxo. 23:7; Deut. 24:16; Prov. 6:16, 17; Jer. 7:3-34; Miq. 6:7; Gén. 9:5, 6).6. Dios está especialmente preocupado por la protección de los débiles, los indefensos y los oprimidos (Sal. 82:3, 4; Sant. 1:27; Miq. 6:8; Hech. 20:35; Prov. 24:11, 12; Luc. 1:52-54). 7. El amor cristiano (agápe) es la valiosa dedicación de nuestras vidas para elevar la vida de los otros. El amor también respeta la dignidad personal y no tolera la opresión de una persona bajo el comportamiento abusivo de otra (Mat. 16:21; Fil. 2:1-11; 1 Juan 3:16; 4:8-11; Mat. 22:39; Juan 18:22, 23; Juan 13:34).8. La comunidad creyente es llamada a demostrar amor cristiano en forma tangible, práctica y sustancial. Dios nos llama para restaurar suavemente al quebrantado (Gál. 6:1, 2;1 Juan 3:17, 18; Mat. 1:23; Fil. 2:1-11; Juan 8:2-11; Rom. 8:1-14; Mat. 7:1, 2; 12:20; Isa. 40:42; 62:2-4).

La vida: nuestro derecho y responsabilidad de decidir

  1. Dios da a la humanidad la libertad de elegir, aún cuando esto lleve al abuso y a consecuencias trágicas. Su renuencia a forzar la obediencia humana requirió el sacrificio de su Hijo. Él nos pide que usemos sus dones en concordancia con sus deseos y finalmente juzgará el mal uso (Deut. 30:19, 20; Gén. 3; 1 Ped. 2:24; Rom. 3:5, 6; 6:1, 2; Gál. 5:13). 10. Dios nos llama a cada uno de nosotros individualmente a hacer decisiones morales y a buscar en las Escrituras las principios bíblicos fundamentales para dichas elecciones (Juan 5:39; Hech. 17:11; 1 Ped. 2:9; Rom. 7:13-25). 11. Las decisiones acerca de la vida humana desde sus comienzos hasta su fin son mejor hechas dentro del contexto de una relación familiar saludable, con el apoyo de la comunidad de fe (Éxo. 20:12; Efe. 5; 6). 12. Las decisiones humanas deben siempre estar centradas en la búsqueda de la voluntad de Dios (Rom. 12:2; Efe. 6:6; Luc. 22:42) .

Estas orientaciones fueron aprobadas y votadas por la Junta Ejecutiva de la Asociación General en la sesión del 12 de octubre de 1992 del Concilio Anual realizado en Silver Spring, Maryland, EE.UU.

Referencias:

1 Aborto, tal como se usa en este documento, está definido como cualquier acto que encamine a la interrupción de un embarazo ya establecido. Esto lo distingue de la anticoncepción, que es un intento de impedir un embarazo. Por tanto, el tema de este documento es el aborto.

2 La perspectiva fundamental de esta orientación está tomada a partir de un amplio estudio de las Escrituras tal como se ve en “Principios para una visión cristiana de la vida humana” (arriba de estas notas).

Preocupación acerca de la conducta sexual

Dios creó a la humanidad en su infinito amor y misericordia, hombre y mujer, y al hacerlo basó la sociedad humana sobre el firme fundamentode hogares y familias llenos de amor.; Sin embargo, Satanás procura pervertir toda cosa buena; y la perversión de lo mejor conduce inevitablemente a lo que es peor. Bajo la influencia de la pasión, sin los frenos de los principios religiosos y morales, la asociación de sexos ha degenerado, en una extensión profundamente perturbadora, en licencia y abuso. Esto lleva a la esclavitud. Con la ayuda de muchas películas, videos, televisión, programas de radio y materiales impresos, el mundo es conducido hacia mayores profundidades de vergüenza y depravación. No sólo se hace un enorme daño a la estructura básica de la sociedad, sino que la destrucción de la familia también provoca otros males graves. Los resultados en vidas distorsionadas de niños y jóvenes son inquietantes y provocan nuestra compasión, y los efectos no sólo son desastrosos sino también acumulativos.

Estos males se están haciendo en forma más abierta y constituyen una amenaza seria y creciente a los ideales y propósitos de los hogares cristianos.Las prácticas sexuales contrarias a la expresa voluntad de Dios son el adulterio y el sexo premarital, así como una conducta obsesivamente sexual.El abuso sexual del cónyuge, el abuso sexual de niños, el incesto, las prácticas homosexuales (gays y lesbianas) y la bestialidad se encuentranentre las perversiones más obvias del plan original de Dios. Al negar la intención de claros pasajes de las Escrituras (ver Éxo. 20:14; Lev. 18:22, 23,29; 20:13; Mat. 5:27, 28; 1 Cor. 6:9; 1 Tim. 1:10; Rom. 1:20-32), y al rechazar sus advertencias para remplazarlas por opiniones humanas, prevalecemucha incertidumbre y confusión. Esto es lo que Satanás desea. Él siempre ha intentado lograr que el pueblo se olvide que cuando Dios creó a Adán, también creó a Eva para ser su compañera femenina (“varón y hembra los creó”, Gén. 1:27). A pesar de las claras normas morales presentadas en laPalabra de Dios para las relaciones entre los hombres y las mujeres, el mundo está hoy siendo testigo de un resurgimiento de perversiones y depravaciones que caracterizaron a algunas civilizaciones antiguas.

Los resultados degradantes de la obsesión con el sexo y la búsqueda de placeres sensuales en esta época están claramente descritos en la Palabra de Dios. Pero Cristo vino para destruir las obras del diablo y restaurar una relación correcta de los seres humanos entre si y con su Creador. De este modo, aunque caídos por medio de Adán y cautivos del pecado, los que se vuelven a Cristo arrepentidos reciben un perdón completo y escogen un camino mejor, el camino a una restauración completa. Por medio de la cruz, el poder del Espíritu Santo en el “hombre interior” y el ministerio de la iglesia, todos pueden ser liberados de las garras de la perversión y las prácticas pecaminosas.

La aceptación de la gratuita gracia de Dios inevitablemente lleva al creyente individual a una clase de vida y conducta que “adornen la doctrinade Dios nuestro Salvador” (Tito 2:10). También llevará a la iglesia, como cuerpo, a mostrar una disciplina firme y amante de los miembros cuya conducta represente mal al Salvador, distorsione y rebaje las normas de vida y conducta verdaderas.

La iglesia reconoce la verdad penetrante y la poderosa motivación de las palabras de Pablo a Tito: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado parasalvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2:11-14; ver también 2 Ped. 3:11-14).

Esta declaración fue aprobada y votada por la Junta Directiva de la Asociación General en la sesión del Concilio Anual desarrollada en Washington, D.C., el 12 de octubre de 1987.

Desafíos

El mundo contemporáneo confronta graves problemas éticos, médicos y sociales como resultado del aumento de la permisividad sexual y la promiscuidad correspondiente. Siendo que los cristianos son parte de la comunidad social total, tales actitudes y conductas se han infiltrado también en la Iglesia Adventista, lo cual demanda que se les preste atención.

Tan serios son los desafíos que presentan las enfermedades de transmisión sexual (ETS), que las Naciones Unidas, juntamente con la mayoría delos gobiernos de todo el mundo, la comunidad de servicios médicos y los dirigentes religiosos, políticos y económicos, han instituido una serie deprogramas de investigación y educación sobre salud cuyo enfoque es la prevención y el tratamiento. El objetivo es prevenir, curar y minimizar losefectos, o por lo menos disminuir la propagación de tales enfermedades. Corren un mayor riesgo los jovencitos que entran a la pubertad cada veza una edad menor, cuando son especialmente vulnerables a la presión de grupo y a un alud de mensajes de los medios de comunicación y de suscompañeros que consideran los encuentros sexuales casuales y fuera del matrimonio como aceptables y normales. Muchos jóvenes son sexualmenteactivos desde los primeros años de su adolescencia y establecen muy pronto patrones de actividad sexual.

Juntamente con el incremento de la actividad sexual aparece un aumento dramático de las enfermedades de transmisión sexual, con sus seriosproblemas físicos y emocionales.; Se han hecho avances en los aspectos siguientes:
● Las investigaciones proporcionaron datos más precisos.
● Se documentaron beneficios del uso de condones para reducir embarazos no deseados y la propagación de enfermedades de transmisión sexual.
● Se reconocieron los peligros de la promiscuidad.
● Tratamientos más efectivos redujeron la propagación y progresión de muchas enfermedades transmitidas sexualmente.
● Se reconocieron riesgos a largo plazo de daños emocionales como resultado de encuentros sexuales casuales.
● Aumentó el consenso en favor de que la abstinencia de actividad sexual fuera del matrimonio preserva la salud sexual y emocional.

A pesar de sus limitaciones, estos avances ha probado ser benéficos y deben alentarse por razón de sus efectos positivos. Debe animarse a quienesproporcionan tales ciudades y servicios a participar en la promoción de estos esfuerzos, pues merecen el apoyo de los miembros de iglesia al hacerlo.El enfoque práctico dado a tan serios problemas y el uso de las intervenciones apropiadas no debe interpretarse en términos de endoso o estímulode las actividades sexuales fuera del matrimonio o de infidelidad dentro de éste. Tales esfuerzos deben verse más bien como tentativas humanitariaspara prevenir o reducir las consecuencias negativas de comportamientos sexuales dañinos.

Algunas veces los familiares, pastores, maestros, consejeros, médicos y otros profesionales podrían trabajar en favor de personas que, a pesar de recibir la correcta orientación, se rehúsan a abandonar sus prácticas sexuales incorrectas para vivir de acuerdo con las elevadas normas morales de Dios. En tales casos, quienes ministran en su favor pueden, como último recurso, aconsejar a la persona específica el uso de métodos contraconceptivos y; profilácticos, tales como los condones, en un esfuerzo por prevenir el embarazo; y reducir el riesgo de propagación de las enfermedades transmitidas sexualmente que diezman la existencia. Debe tenerse sumo cuidado al aconsejar al respecto, hablando muy claro a las personas y miembros de la comunidad correspondiente: que esta medida extrema no debe de ninguna manera interpretarse como anuencia bíblica respecto a las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Tal acción por parte de los profesionales en el área debe tener carácter provisional y ser utilizada solamente en casos individuales.

Aunque tales intervenciones puedan proveer un poco de tiempo para que la gracia haga su obra en el corazón humano, no proveen una solución viable a largo plazo. La iglesia debe continuar esforzándose en aprovechar al máximo cada oportunidad de subrayar el concepto de la sabiduríadel diseño divino tocante a la sexualidad humana, y en llamar a hombres y mujeres a la más elevada norma de conducta moral.

Principios bíblicos

Aun cuando los esfuerzos descritos anteriormente son benéficos en muchos sentidos, son, por otra parte, sólo una respuesta a situaciones existentescreadas por el impacto del pecado. En las Escrituras Dios ha establecido un plan superior como guía para el uso del don de la sexualidad. Basadoen una serie de principios guiadores, presenta en términos prácticos el ideal de Dios para su pueblo que vive en un mundo herido por el pecado.

1) La intimidad sexual se reserva para el matrimonio. La sexualidad es un don amoroso del Creador a la humanidad (Gén. 1:26, 27). El evangelio pide de los creyentes que aprecien y hagan uso de su sexualidad en armonía con los propósitos divinos (1 Cor. 3:16, 17; 6:13-20; Efe. 5:1-8; Fil. 1:27; 1 Tes. 4:3-7). En el plan de Dios, la intimidad sexual se reserva para un hombre y una mujer dentro de los límites del convenio matrimonial (Gén. 2:24, 26; Éxo. 20:14; Prov. 5; Cant. 4:12; 8:8-10; 2:6, 7; 3:5; 8:3, 4; Ose. 3:3; Heb. 13:4). La fidelidad sexual dentro del matrimonio es esencial para la plena comprensión de la metáfora divina que compara al matrimonio con la relación de Dios con su pueblo (Isa. 54:5; Ose. 2:14-23; 2 Cor. 11:2; Apoc. 19:6-9; 21:9).

2) La intimidad fuera del matrimonio es inmoral y dañina. Tal relación íntima tiene un efecto perjudicial sobre la persona (Lev. 18:6-30; Rom. 1:24-27; 1 Cor. 6:18) así como sobre la relación matrimonial (Prov. 5:1-23). Las Escrituras la consideran parte de la vida de pecado (Gál. 5:19; Col. 3:5).

3) Dios reconoce la fragilidad humana. Su divina voluntad hacia los seres humanos y sus propósitos en la creación son inalterables (Mal. 3:6; Mat.5:17-20; Hech. 20:27). También son invariables su absoluto amor por la humanidad y sus esfuerzos por redimirla (Juan 3:16; Rom. 5:8; 8:35-39; Efe. 1:1-14; 3:14-19; Juan 4:7-10). El mensaje del evangelio, cuyo centro es Jesucristo, une todas estas verdades (Sal. 85:10; 1 Juan 2:1, 2). La única esperanza para la humanidad caída es la gracia de Dios (Rom. 3:23, 24; 5:1, 2, 20; Efe. 2:1-5). Dios es paciente y misericordioso hacia la fragilidad humana (Núm. 14:18, 19; Sal. 86:15; 103:13, 14; Ose. 11:8, 9; Jon. 3:1; 4:10, 11; Mat. 23:37; 1 Tim. 1:15, 16). Aun cuando la gracia de Dios no le da al hombre licencia para pecar (Rom. 6:1, 2), es a través de esa gracia que Dios lleva a cabo sus esfuerzos redentores dentro de las circunstancias que son resultado del pecado (Rom. 5:12-21). Las transacciones prácticas de Dios con respecto a casos de divorcio (Deut. 24:1-5; Esd. 10: 10, 11; Mat. 19:7, 8), la poligamia (Éxo. 21:10; Deut. 17:17; 21:15-17; Mat. 19:4, 5), la introducción de los alimentos de origen animal (Gén. 1:11, 12, 29, 30; 9:3; Lev. 3:17; 11:47) y la provisión de un rey terrenal (1 Sam. 8:7; 10:19; Ose. 13:11) ofrecen ejemplos de intervenciones muy lejos del ideal divino. A través de tales casos podemos ver su gracia y misericordia obrando en un mundo deformado por el pecado.

4) La iglesia lleva a cabo su misión en un mundo caído. Las condiciones existentes contrastan agudamente con el ideal de Dios. Tanto creyentescomo no creyentes son vulnerables a la inmoralidad sexual como uno de los trágicos resultados del pecado (Juan 17:15; 1 Juan 2:15). La iglesia estállamada a servir tanto a los creyentes como a los no creyentes, alcanzando con su misión y llamado a los pecadores (Mat. 28:19; Mar. 2:17; 2 Cor.5:20, 21), fomentando el desarrollo de los creyentes (Efe. 2:19-22; 4:11-13, 15; 1 Tes. 5:11; 2 Ped. 3:18), exaltando el valor infinito de cada persona(Isa. 43:3, 4, 7; Mat. 12:12; Luc. 12:7; 15:1-32; 1 Ped. 1:18, 19), protegiendo al débil y vulnerable (Rom. 15:1; 1 Tes. 5:14; Heb. 13:3), promoviendo y preservando la vida y la salud (Juan 10:10; 1 Cor. 6:19; 3 Juan 2), y llamando a hombres y mujeres a ocupar su elevada posición como pueblosanto y elegido de Dios (Efe. 4:1; 5:8; 1 Ped. 1:15, 16; 2:5, 9). El ministerio de la iglesia alcanza a los individuos en el lugar donde se encuentran (1Cor. 3:1, 2; 7:1-28) y les presenta una norma más elevada (Luc. 19:5-10; Juan 8:3-11; Hech. 17:18-34). 5) Se espera que ocurra un desarrollo espiritual en la vida cristiana. El cambio efectuado en el cristiano implica tanto la conversión (Juan 3:3, 7;Hech. 3:19; Rom. 12:2; 2 Cor. 5:17) como el crecimiento (Prov. 4:18; Luc. 2:52; Efe. 3:17-19; 4:11-15; 2 Ped. 3:18). En la conversión, el cristiano acepta como suya, por fe, la vida perfecta de Cristo y experimenta una transformación de valores guiada por el Espíritu (Juan 3:5; Gál. 2:20). Tanto fuerzas externas como internas podrían provocar un receso en el pensamiento o la conducta (Gál. 5:16-18; 1 Juan 3:20), pero la dedicación al progresoinducido por la gracia en la vida cristiana (1 Cor. 15:10; Fil. 3:12-14; Col. 1:28, 29) y la confianza en los medios provistos por Dios (Rom. 8:5-7; Gál. 5:24, 25) producirán el crecimiento hacia la semejanza de Cristo (Gál. 5:22-25; Efe. 5:1).

Las Escrituras demandan del ser humano que progrese moral y espiritualmente a través de su existencia (Luc. 2:52; 1 Cor. 13:11; 14:20). La acciónplanificadora y facilitadora de tal crecimiento es vital en el cumplimiento de la comisión evangélica (Mat. 28:20; Efe. 3:14-24). La tarea de la educación religiosa es prestar atención al desarrollo individual y presentar la verdad en forma tal que quienes la escuchan puedan comprenderla (Mat. 11:15), logrando con ello ampliar su comprensión sin hacerlos tropezar (Rom. 14:1-21; 1 Cor. 8:9-13). Aunque debe tratarse con indulgencia a quienes tienen menos conocimiento o madurez (Mat. 13:34; Juan 16:12; Hech. 17:30; 1 Cor. 3:1, 2), la persona debe, con el paso del tiempo, progresar hacia una comprensión más amplia de la voluntad de Dios (Juan 16:13), y hacia una más completa expresión de su amor por Dios y hacia los demás (Mat. 22:37-39; Juan 13:35; 8:9; 13:11; 1 Juan 3:14; 4:11, 12).

Con la bendición de Dios, la presentación clara del evangelio y la atención cuidadosa al proceso de hacer discípulos darán frutos espirituales aun entrelos que han estado implicados en pecados sexuales (1 Cor. 6:9-11).

Implicaciones

1) La iglesia sostiene la perspectiva bíblica de la sexualidad como un sano atributo de la naturaleza humana creada por Dios, para ser gozada y utilizadaen forma responsable en el matrimonio, como parte del discipulado cristiano.

2) La consigna de la iglesia es dar a conocer la perspectiva bíblica de la sexualidad humana en forma intencional y culturalmente apropiada. Se enfatizael aprecio hacia el organismo humano y el conocimiento de sus funciones, defendiendo la castidad sexual fuera de las relaciones matrimoniales y la fidelidad dentro de las mismas, y desarrollando habilidades con respecto a la comunicación y toma de decisiones tocante a la conducta sexual.; El cometido de la iglesia es transmitir la verdad de que el uso indebido de la propia sexualidad y el abuso de poder en las relaciones son contrarios alideal de Dios.

3) La iglesia llama a las personas a consagrarse delante de Dios a una vida de abstinencia sexual fuera del convenio matrimonial y la fidelidad sexualen relación con el cónyuge. Aparte de la sana expresión de intimidad sexual dentro del matrimonio, la abstinencia constituye el único camino seguroy moralmente aceptable para el cristiano. En cualquier otro contexto, las prácticas sexuales son a la vez perjudiciales e inmorales. Esta elevada norma representa la intención de Dios en cuanto al uso de este don y se pide que los creyentes sostengan este ideal, independientemente de las normasprevalecientes en la cultura a su alrededor.

4) La iglesia reconoce la pecaminosidad de la humanidad. Los seres humanos cometen errores, usan un mal criterio y pueden deliberadamente elegir involucrarse en prácticas sexuales contrarias al ideal divino. Otros posiblemente no saben a quién acudir en busca de ayuda para vivir una vidasexualmente pura. Sin embargo, nada puede librar a tales personas de las consecuencias de apartarse del plan divino. Las heridas emocionales y espirituales producto de las prácticas sexuales que violan el plan de Dios, dejan inevitablemente sus cicatrices. Pero la iglesia brinda su ministerio degracia y misericordia ofreciendo el perdón, la sanidad y el poder restaurador de Dios. Debe procurar proveer el apoyo personal, espiritual y emocionalque le permita a la persona lastimada echar mano de los recursos del evangelio. La iglesia también debe ayudar a las personas y a las familias a identificar y lograr acceso a la completa red de recursos profesionales disponibles.

5) La iglesia reconoce como moralmente aceptable el uso de medidas anticonceptivas, incluyendo los condones, por parte de parejas matrimonialesque tratan de controlar la concepción.1Los condones, en particular, podrían hasta ser prescritos en ciertas circunstancias matrimoniales; por ejemplo, cuando uno de los cónyuges ha estado expuesto a, o contraído alguna enfermedad transmitida sexualmente, exponiendo así a su pareja a una infección casi segura.

Por otra parte, el uso premarital o extramarital del condón, ya sea para disminuir el riesgo de embarazo no deseado o para prevenir la transmisiónde una enfermedad de transmisión sexual, presenta una dificultad de orden moral. Tal preocupación debe considerarse en el contexto del plan divinopara la sexualidad humana, la relación entre el propósito creador de Dios y su consideración de la fragilidad humana, el proceso de crecimiento espiritual y desarrollo moral del individuo, y la naturaleza misional de la iglesia. Aun cuando el uso del condón ha demostrado ser más o menos efectivo en cuando a la prevención del embarazo y la propagación de la enfermedad, 2 esto no hace moralmente aceptables las prácticas sexuales fuera del matrimonio. Tampoco previene este hecho el daño emocional que resulta de tal comportamiento. El llamado de la iglesia tanto a jóvenes como adultos, a creyentes como a no creyentes, es a vivir una vida digna de la gracia que se nos ofrece a través de Cristo, usando tan completamente como sea posible los recursos divinos y humanos para vivir de acuerdo con el ideal de Dios con respecto a la sexualidad.

6) La iglesia reconocer que en casos en los cuales las personas casadas enfrentan el riesgo de transmitir o contraer a través de su cónyuge enfermedades transmitidas sexualmente, tales como el SIDA, el uso de un condón es no solamente moralmente aceptable, sino altamente recomendablesi los cónyuges deciden continuar teniendo relaciones sexuales. Debe advertírseles a los usuarios de condones acerca de la importancia de usarlosapropiadamente y de sus límites en cuanto a su efectividad para prevenir la transmisión del SIDA.

Llamado

Enfrentamos una crisis que hace peligrar la vida y amenaza el bienestar de muchas personas, incluyendo a los miembros de iglesia. Tanto los jóvenescomo los adultos están en peligro. La iglesia debe desarrollar sin mayor dilación una estrategia completa de educación y prevención. Deben movilizarse los recursos en términos de profesionales de la salud, servicios sociales, educativos, ministeriales y otros, tanto dentro como fuera de la iglesia. La crisis demanda atención prioritaria usando recursos y métodos legítimos a disposición de la iglesia dirigidos al hogar, la escuela, la iglesia y la comunidad. De ello depende el destino de una entera generación de seres humanos, y hoy estamos corriendo contra el tiempo.

Referencias:

1 Ver “Control de la natalidad: Declaración de consenso de la IASD” (160-98G; pp. 16-19 de este libro).

2 Las investigaciones indican que los condones, cuando se usan correctamente, son un 97% seguros en relación con la prevención del embarazo y de un 85 a un 90% en la prevención de la transmisión

de virus, según los utiliza la población en general. Entre los grupos que los usan consistente y correctamente, su efectividad es de un 97%.;; Esta declaración fue votada durante el Concilio Anual de la Junta Ejecutiva de la Asociación General el 27 de septiembre de 1998 en Foz de Iguazú, Brasil.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce que cada ser humano es valioso a la vista de Dios, y por eso buscamos ministrar a todos loshombres y mujeres en el espíritu de Jesús. Creemos también que, por la gracia de Dios y con el ánimo de la comunidad de fe, una persona puedevivir en armonía con los principios de la Palabra de Dios.Los adventistas creemos que la intimidad sexual es apropiada únicamente dentro de la relación marital de un hombre y una mujer. Ese fue eldesignio establecido por Dios en la creación. Las Escrituras declaran: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gén. 2:24). Este patrón heterosexual es afirmado a través de todos las Escrituras. La Biblia no da cabida a la actividad o relación homosexual. Los actos sexuales realizados fuera del círculo de un matrimonio heterosexual están prohibidos (Lev. 20:7-21; Rom. 1:24-27; 1 Cor. 6:9-11). Jesucristo reafirmó el propósito de la creación divina cuando dijo: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne’’ (Mat. 19:4-6). Por estas razones los adventistas nos oponemos a las prácticas y relaciones homosexuales.Los adventistas nos empeñamos en seguir la instrucción y el ejemplo de Jesús. Él afirmó la dignidad de todos los seres humanos y extendió la mano compasivamente a las personas y familias que sufrían las consecuencias del pecado. Él ofreció un ministerio solícito y palabras de consuelo a las personas que luchaban, aunque diferenciaba su amor por los pecadores de sus claras enseñanzas sobre las prácticas pecadoras.

Esta declaración fue votada durante el Concilio Anual de la Junta Directiva de la Asociación General el 3 de octubre de 1999 en Silver Spring, Maryland, EE.UU.

Diversos tribunales y culturas podrán debatir las definiciones y consecuencias de la pornografía (las publicaciones de desviaciones sexuales),pero sobre la base de principios eternos, los adventistas de cualquier cultura estiman que la pornografía es destructiva, degradante, insensibilizadora y explotadora.Es destructiva de las relaciones maritales, aniquilando el propósito de Dios de que el esposo y la esposa se mantengan tan estrechamente unidosque lleguen a ser, simbólicamente, “una carne” (Gén. 2:24).Es degradante, pues define a una mujer (y en algunos casos a un hombre) no como un todo espiritual, mental y físico, sino como un objeto sexualde una sola dimensión y descartable, privándola así de su valor y el respeto que merece y su derecho como hija de Dios.Es insensibilizadora del lector u observador, encalleciendo la conciencia y oscureciendo su corazón, y produciendo así una “mente reprobada”(Rom. 1:22, 28).Es explotadora, complace la sensualidad y, básicamente, es abusiva, por lo que es contraria a la Regla de Oro, que insiste en que uno trate a otroscomo desea ser tratado (Mat. 7:12). La pornografía infantil es particularmente detestable. Jesús dijo: “Y cualquiera que haga tropezar a alguno deestos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mat. 18:6).Aunque Norman Cousins puede no haberlo dicho en lenguaje bíblico, ha escrito con gran percepción: “El problema con esta pornografía tan difundida... no es que corrompe sino que insensibiliza; no es que desata las pasiones, sino que paraliza las emociones; no es que estimula una actitud madura, sino que es una reversión a las obsesiones infantiles; no es que quita las anteojeras, sino que distorsiona la visión. Se proclama la destreza pero se niega el amor. Lo que tenemos no es liberación sino deshumanización” (Saturday Review of Literature, 20 de setiembre de 1975).Una sociedad infestada con normas cada vez más bajas de decencia, con una creciente prostitución infantil, embarazos de adolescentes, ataques sexuales a mujeres y niños, mentalidades deterioradas por las drogas y el crimen organizado, no puede realmente permitirse que la pornografía contribuya a esos males.Muy sabio es el consejo del primer gran teólogo del cristianismo: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todolo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4: 8). Este es un consejo que todos los cristianos harían bien en aceptar.

Esta declaración pública fue difundida por el presidente de la Asociación General, Neal C. Wilson, después de consultas a los 16 vicepresidentes mundiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día,

el 5 de julio de 1990 en ocasión del Congreso de la Asociación General celebrado en Indianápolis, Indiana, EE.UU.

El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y las condiciones asociadas con él se están esparciendo rápidamente alrededor del mundo.; Sobre la base de estudios estadísticos, se estima que en un futuro próximo, en muchos países del mundo, cada congregación eclesiástica con 100 feligreses o más incluirá por lo menos a un miembro con algún amigo o familiar con SIDA.

El SIDA es transmitido mediante dos fuentes principales: la intimidad sexual con una persona infectada, y la introducción de sangre contaminada con VIH (virus de inmunodeficiencia humana; o HIV en inglés) en el cuerpo, ya sea por inyecciones con agujas y jeringas no estériles, o con productos de sangre contaminados.

Los adventistas están comprometidos con la educación para la prevención del SIDA. Durante muchos años los adventistas han luchado contra la circulación, venta y uso de drogas, y siguen haciéndolo. Los adventistas apoyan la educación sexual que incluye el concepto de que la sexualidad humana es un don de Dios a la humanidad. La sexualidad bíblica limita claramente las relaciones sexuales al cónyuge de una persona, y excluye las relaciones promiscuas y toda otra relación sexual con su consecuente exposición al VIH.

Una respuesta semejante a la que Cristo daría al SIDA debe ser personal, compasiva, útil y redentora. Así como Jesús se interesó por los leprosos, la temida enfermedad comunicable de sus días, sus seguidores hoy se interesarán por quienes tienen SIDA. Santiago amonestó: “¿De qué le sirve a uno decir...: ‘Que les vaya bien; abríguense y coman todo lo que quieran’, pero no les da lo que su cuerpo necesita?” (Sant. 2:14, 16).

Esta declaración fue anunciada por el presidente de la Asociación General, Neal C. Wilson, después de una consulta con los 16 vicepresidentes mundiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el 5 de julio de 1990, en la sesión de la Asociación General realizada en Indianápolis, Indiana, EE.UU.

Pautas

Fundamentación

La epidemia global del SIDA afecta profundamente a la misión evangélica mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Los líderes de laiglesia deben estar preparados para responder a través de iniciativas en el área de la educación, la prevención, el servicio a la comunidad, y a travésde actos personales de bondad para con las familias involucradas en la crisis. El SIDA no respeta las fronteras nacionales, la feligresía de iglesia, ni elgénero, el estado civil, la educación, los ingresos o la posición social de las personas. Está diezmando la población en muchos de los países del mundo, llevándose la vida de muchas personas, incluyendo miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Todos, especialmente los jóvenes, nos desenvolvemos en una era de laxitud moral, y necesitamos conocer los principios bíblicos concernientes ala sexualidad y al plan de Dios, en el sentido de que la intimidad sexual debe ser experimentada dentro de la protección del pacto matrimonial. Los líderes de la iglesia deberían proporcionar a los miembros información confiable y actualizada, presentada en su propio idioma y sensible a su propiacultura. La iglesia es llamada a ser, al mismo tiempo, una voz profética y compasiva, el portavoz y las manos de Dios al extender el ministerio deCristo en la comunidad.

La misión global de la iglesia, al intentar alcanzar a todas las razas y pueblos, atrae a la hermandad de la iglesia a muchos que se infectaron conel virus del SIDA antes de unirse a la iglesia, o que están afectados por tener miembros de la familia portadores del SIDA. La epidemia es de tal magnitud que, finalmente, ninguna familia quedará sin ser afectada. Muchos están infectados involuntariamente, sin su participación. Una actitud crítica es siempre inapropiada, especialmente porque la fuente de infección no puede ser determinada con certeza. Muchos han experimentado vergüenza, temor y agonía cuando un familiar sufrió y murió con SIDA, sintiéndose muchas veces compelidos a mantener en secreto su situación de dolor.

Así como Cristo vino para ofrecer curación a un mundo sufriente, así los adventistas son comisionados a cuidar compasivamente a quienes sufren oestán afectados con el virus del SIDA. Los miembros pueden servir con seguridad como dadores de cuidados, en el hogar o en las instituciones de salud, si son debidamente instruidos en cuando a cómo hacerlo.

Recomendaciones

La Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce su responsabilidad cristiana de responder a la crisis global del SIDA y a sus devastadores resultadossobre la humanidad y desea hacerlo de múltiples maneras, que incluyen:

1) Extender la enseñanza y el ministerio de curación de Cristo, quien sin prejuicios cuidó de todos los necesitados, participando en campañas parareducir el riesgo de que las personas adquieran el virus del SIDA, y cuidando compasivamente y sin ningún juicio crítico de todos los que resultan afectados cuando una persona sufre de SIDA.

2) Designar a una persona para que, juntamente con el personal y los recursos financieros que puedan conseguirse, responda a los desafíos delSIDA a través de iniciativas apropiadas y esfuerzos en cooperación con otras entidades en la comunidad o en el país.

3) Desarrollar y dirigir programas de educación sobre el SIDA usando los recursos de la Guía HIV/AIDS cuando sea posible.* Estos programas debenser contextualizados de acuerdo con las peculiaridades lingüísticas y culturales, y dirigidos a:

  1. a) Pastores: Los cursos de educación continua y los encuentros ministeriales deben tener el objetivo de preparar a los pastores para relacionarsecon los miembros afectados por la crisis del SIDA. Los pastores necesitan información sobre la prevención del SIDA, y sobre cómo desarrollar un ministerio compasivo y cumplir ciertas funciones eclesiásticas relacionadas, tales como cómo conducir el servicio fúnebre de una persona que falleció como resultado de haber sido infectada con el SIDA.
  2. b) Profesores: Deben ofrecérseles a los docentes cursos de educación continua y entrenamiento local, con énfasis en la transmisión de los valores espirituales y en cómo ayudar a los jóvenes a desarrollar la capacidad de enfrentar las presiones sexuales.
  3. c) Padres: Los padres deben ser concientizados en cuanto a la necesidad de practicar un estilo de vida que enaltezca los valores cristianos, reconociendo que las relaciones conyugales insatisfactorias y el uso de bebidas alcohólicas u otras drogas tiene un efecto directo y negativo en los valores y las prácticas sexuales de sus hijos.
  4. d) Miembros de iglesia: Se les puede proveer información con respecto a la sexualidad en general, y al SIDA en particular, a través de sermones, lecciones de Escuela Sabática, aconsejamiento prematrimonial, encuentros de matrimonios, seminarios sobre el SIDA, etc.
  5. e) Comunidades: La iglesia necesita reconocer la oportunidad de; testificar por Cristo y ministrar en la comunidad en general, desarrollando un programa misionero y participando en esfuerzos cooperativos con otras fuerzas de la comunidad.

4) Proteger y fortalecer el matrimonio:

  1. a) Enalteciendo el ideal de la abstinencia del sexo premarital.
  2. b) Prescribiendo el examen prematrimonial de HIV para ambos novios como parte de la preparación ofrecida por la iglesia para el matrimonio.
  3. c) Exaltando el ideal de Dios de absoluta fidelidad en el matrimonio.
  4. d) Recomendando medidas de protección contra otras formas posibles de contagio, transfusiones, cuidado en consultorios, etc.

5) Transmitir intencionalmente los valores cristianos a la siguiente generación, reconociendo que los valores sexuales individuales se establecenen la juventud. Debe darse con prioridad información exacta y al día, celebrar forums de discusión abierta, y enfatizar la dimensión moral al hacer decisiones en cuanto a la sexualidad.

* Provisto por el Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General, en cooperación on los miembros de la Comisión de Estudio sobre el SIDA de la AG.

Introducción

El SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) se acrecienta cada; semana. Tenemos miedo por nosotros mismos y por nuestras familias. Nos preocupa que no haya vacunas ni curación a la vista. Por sobre todo, quisiéramos ser fuertes pero nos sentimos impotentes frente a algo que está llegando a ser una plaga en nuestros días. ¿Cómo reaccionarán los adventistas a esta crisis global? ¿De qué manera; reaccionarán la administración de la iglesia, el sistema educativo, el sistema médico y las iglesias locales? ¿De qué modo reaccionarán las personas individualmente? Por sus respuestas a la epidemia de SIDA, los adventistas demuestran su misión y propósito. Debemos preguntar: “Nuestra misión y propósito, ¿revelan claramente el rostro y el corazón de Dios como se vio reflejado en la vida y en las acciones de Jesucristo?” Si deseamos revelar el amor redentor de Cristo, necesitamos separar la enfermedad del problema de la moralidad, demostrando una actitud compasiva y positiva hacia las personas que tienen SIDA, ofreciendo aceptación y amor, y proveyendo para sus necesidades físicas y espirituales. Deberíamos sentirnos avergonzados cuando vemos el rechazo social de la gente hacia quienes tienen SIDA. Debemos estar adecuadamente informados acerca de los peligros del SIDA y de qué manera se disemina. Debemos usar esa información para protegernos nosotros mismos como también compartir con otros la información acerca de la prevención.

¿Qué es el SIDA?

El SIDA es una enfermedad contagiosa causada por un virus llamado virus de inmunodeficiencia humano (VIH, o HIV según sus siglas en inglés). El; virus entra en la sangre y destruye una parte vital del sistema inmunológico; del cuerpo. Esto deja al cuerpo sin la capacidad de defenderse contra una amplia variedad de infecciones y ciertas clases de cáncer. La ciencia médica está trabajando febrilmente para combatir el SIDA. Algunos; medicamentos han demostrado ser útiles para demorar el comienzo; del; SIDA, y otros ayudan contra algunas de las infecciones que adquieren las personas con SIDA, pero hasta la fecha no hay ninguna vacuna ni cura para el SIDA, y no se espera ninguna en el futuro cercano.

¿Cuáles son los síntomas del SIDA?

Poco después de adquirir el virus, los seres humanos pueden transmitir la enfermedad aunque se sientan bien y no tengan ningún síntoma. Las pruebas de sangre comúnmente usadas para detectar la presencia del virus son negativas por unos dos a seis meses después del contacto inicial, y en algunos casos raros hasta doce meses. Después que las pruebas en la sangre se muestren positivas debido a la presencia del virus, las personas siguen sin mostrar síntomas durante varios años. Durante este período de incubación pueden seguir difundiendo el virus a otras personas. El SIDA se desarrolla, generalmente, entre cinco y quince años desde la adquisición de la infección. En este momento, 1990, parece que casi todos los que están infectados con el VIH eventualmente desarrollarán los síntomas de la enfermedad y morirán por ella.

Una etapa intermedia de la infección llamada Complejo Relacionado con el SIDA (CRS) se presenta con diversos síntomas, incluyendo: pérdida del apetito, drástica pérdida de peso, fiebre, erupciones cutáneas, nodos linfáticos inflamados, diarrea, sudores nocturnos, fatiga y debilidad. Las personas afectadas pueden morir del CRS sin desarrollar las infecciones específicas asociadas con el SIDA. Las personas con SIDA generalmente sufren de ataques repetidos de enfermedad, muchas veces debidos a infecciones. Estos ataques están marcados por neumonía; infecciones severas de la boca, garganta o intestinos; diarrea; pérdida de peso; fiebre prolongada; y cánceres poco comunes. El virus también puede atacar el sistema; nervioso y producir daños en el cerebro, provocando la pérdida de la memoria y de la coordinación, debilidad grave y cambios en la personalidad.

Impacto global del SIDA

Se ha informado de casos de SIDA en casi todos los países del mundo. Durante la década de 1980 el SIDA comenzó a ser una pandemia internacional, y el número de personas que mostraban sus síntomas se duplicaba cada 18 a 24 meses. Algunas personas están llamando al SIDA la “plaga” del siglo XX. Se estima que unas siete millones de personas están infectadas con el virus en 1990. Sin embargo, en el momento actual, enfermedades bien conocidas como la malaria, la esquistosomiasis y el sarampión afectan y matan a mucho más personas en todo el mundo que el SIDA. Sin embargo, el SIDA sigue siendo una amenaza grande a la salud pública en la mayor parte del mundo. La Organización Mundial de la Salud cree que para comienzos del siglo XXI más de 100 millones de personas en todo el mundo estarán infectadas con el virus. Un especialista en epidemiología, el Dr. B. Frank Polk, de la Universidad Johns Hopkins, en los Estados Unidos, dice que algunos países pueden perder el 25% de su población por causa del SIDA para mediados de la década de 1990.

¿Puede tratarse el SIDA?

Hay drogas, como la zidovudine (AZT), que demoran en forma efectiva el progreso del SIDA. Muchas otras drogas están en diferentes etapas de ensayo, y pueden ser liberadas en un futuro próximo. Mientras esperan mejores drogas contra el VIH, se trata a los pacientes por las infecciones específicas o el cáncer a medida que se presentan. El tratamiento médico para una persona con SIDA en los Estados Unidos cuesta de 40 a 60 mil dólares por año. La gran cantidad de casos de SIDA agota la capacidad de las instalaciones médicas en muchos países. Los gastos para tratar a los pacientes con SIDA amenazan con abrumar al sistema del cuidado de salud aun en los países más ricos.

Cómo las personas adquieren o no el SIDA

El SIDA se extiende en la mayoría de los casos mediante el contacto sexual. Hombres y mujeres infectados se lo pasan a sus parejas. Por cuanto el virus del SIDA se encuentra en la sangre, pueden ser trasmitido cuando los usuarios de drogas intravenosas comparten agujas o jeringas, por medio de transfusiones de sangre o productos de sangre infectados y por medio de agujas hipodérmicas mal esterilizadas. Los instrumentos usados para hacer tatuajes, perforar las orejas, producir cicatrices tribales o penetrar la piel con cualquier propósito, también pueden llevarlo al organismo. Las madres pueden pasarlo a sus hijos durante el embarazo y/o el parto, y en raras ocasiones al amamantarlo. El SIDA no se esparce en forma casual. El SIDA no se trasmite al dar la mano, al tocar, abrazar o estar cerca de personas que tienen SIDA, mientras no haya contacto sexual o con sangre. No se contagia por medio de las manijas de las puertas, el uso del teléfono, comer en un restaurante, nadar en una piscina pública, usar baños públicos, o mediante la ordenanza del lavamiento de los pies o el bautismo. Aunque el virus del SIDA se encuentra en; concentraciones muy bajas en las lágrimas, las secreciones nasales y la saliva,; no se transmiten fácilmente al estornudar, toser o por contactos incidentales. No se transmite por picaduras de mosquitos u otros insectos o por el contacto con animales. No se puede contraer al donar sangre. El SIDA y la obra mundial de la Iglesia Adventista

El SIDA constituye un desafío para el ministerio de los pastores y capellanes adventistas. Ya existen personas con la infección del VIH en sus congregaciones, comunidades y hospitales. Los números se elevarán. No deben tener temor del contacto físico pasajero, incluyendo dar la mano o bautizarlos. Los pastores deberían seguir visitando a los enfermos en sus casas o en el hospital. La infección de VIH no debe cambiar los planes de visitación ni debe limitar su ministerio del modo más mínimo.La crisis del SIDA proporciona a los pastores y capellanes una oportunidad de hablar públicamente acerca del SIDA, la sexualidad, la santidad y belleza del matrimonio, las relaciones interpersonales y las prácticas saludables que proporcionan una barrera contra la adquisición del SIDA. Al abogar en favor de conductas y al enseñar acerca de ellas como maneras de prevenir la trasmisión del VIH, los pastores y capellanes demuestran el amor y la compasión de Dios en su ministerio adventista.

El SIDA y el cuidado pastoral

El temor al SIDA no debería poner en compromiso nuestra compasión o nuestro testimonio. Los que demuestran ser positivos para el VIH o que pueden estar enfermos con ese mal deberían encontrar aceptación y compañerismo en la congregación local. Deberían sentirse cómodos en nuestros cultos y ser bienvenidos para participar en todas las actividades de la iglesia: bautismo, lavamiento de los pies y servicio de comunión. La iglesia local puede encontrar muchas maneras de ministrar a quienes tienen SIDA. Los feligreses pueden unirse o formar grupos de apoyo, e involucrarse personalmente para sostener y para satisfacer las necesidades de personas o familias que reciben el impacto del SIDA.

El SIDA y las escuelas adventistas

Los niños infectados con VIH deben ser bienvenidos a las escuelas adventistas, así como Dios nos da la bienvenida cuando nos relacionamos con él. El SIDA predispone a la persona a otras enfermedades infecciosas como la tuberculosis. Si éstas están presentes, pueden ser necesarias las; precauciones adecuadas, y debe mantenerse en forma confidencial la identidad de quienes son positivos en cuanto al VIH. Los padres y maestros deben; ser educados con respecto a la naturaleza del SIDA y los pasos necesarios para evitar su difusión. Se encuentran orientaciones para las instituciones educativas y un currículo recomendado para la educación acerca del SIDA a disposición del Departamento de Educación de la Asociación General.

El SIDA y las instituciones de salud adventistas

Los hospitales y las clínicas adventistas deberían proporcionar un ambiente en el cual los pacientes de SIDA reciban cuidado compasivo y de calidad. Al mismo tiempo, deben ponerse en práctica procedimientos y reglamentos para la seguridad de los empleados con el fin de minimizar cualquier exposición descuidada al virus del SIDA. Todas las agujas, las jeringas y los equipos de cirugía deben ser adecuadamente esterilizados. La sangre y los productos de la sangre deberían ser analizados y tratados de la manera más segura. Por medio del Departamento de Salud y Temperancia de la Asociación General se pueden obtener orientaciones para prevenir el SIDA en instituciones médicas.

El SIDA y los obreros internacionales

Los obreros asignados a lugares fuera de su patria reciben adiestramiento especial para los problemas médicos en los países donde servirán. Estos obreros están recibiendo educación acerca del SIDA. La iglesia está sugiriendo que los viajeros eviten inyecciones cuando hay disponibles sustitutos por vía oral. Se les aconseja que lleven consigo agujas y jeringas descartables para su uso personal cuando sean necesarias las inyecciones, y se les aconseja evitar las transfusiones con sangre o productos de sangre que no se hayananalizado debidamente.

Una palabra final acerca del SIDA

Los feligreses y empleados adventistas tienen una obligación cristiana de responder y tratar a las personas que sufren del SIDA, así como Jesús nuestro Salvador trató a los enfermos y a los parias. Trágicamente, el mundo responde a quienes sufren de SIDA como una vez lo hicieron con los leprosos: como pecaminosos portadores de la muerte que deben ser aislados y evitados. ero Dios, en Jesús, nos dio su respuesta. Se salió de su camino, y a veces;; caminó varios días, sólo para tocar y sanar a una persona afligida con la lepra. Siempre ofreció amor, aceptación y perdón a quienes estaban afligidos por el orgullo religioso y otros pecados de sus días. Mediante su amor redentor; ofreció vida y libertad de la carga del pecado. La Iglesia Adventista; del Séptimo Día debe ocuparse en el ministerio de Cristo. Debe responder con amor y aceptación al tratar con la gente, incluyendo a los que tienen SIDA.

Cómo prevenir el SIDA

1) Limitar la actividad sexual a una relación matrimonial monogámica con una persona que se sabe no está infectada con VIH. Cuando una persona está infectada y continúa con las actividades sexuales, se recomienda el uso de condones.

2) Usar sólo agujas y jeringas esterilizadas para las inyecciones.

3) Analizar la sangre antes de recibir una transfusión.

4) Esterilizar los instrumentos filosos que se usan para producir cicatrices, tatuajes y la circuncisión.

5) Consultar al médico en las primeras etapas del embarazo.

6) Educar a otras personas acerca de cómo prevenir el SIDA.

7) Elegir evitar conductas de alto riesgo tales como la promiscuidad sexual y el uso de agujas no esterilizadas.

Este documento de estudio fue publicado por la Comisión acerca del SIDA de la Asociación General, y difundido por el Departamento de Salud y Temperancia en el Congreso de la Asociación General celebrado en Indianápolis, Indiana, en 1990.

  • Compartir: